La sabiduría

Helga Seda

Publicado:09/02/2020
libertad

La sabiduría

¿Qué es ser sabio?

Para hablar sobre la sabiduría debemos acudir al Libro de los Proverbios. Este se encuentra en nuestras Biblias. Es señalado por todos como el Libro de la sabiduría y se compone de diversas colecciones de dichos sabios. Varias de esas colecciones se le atribuyen a Salomón.

Miremos tras una pequeña ventana una parte de la vida de el rey Salomón y de dónde obtuvo su sabiduría. Salomón, hijo de David, rey de Israel fue señalado como el heredero del trono. Su padre, próximo a morir le llama, y le dice:

Yo voy camino al lugar donde todos partirán algún día. Ten valor y se hombre. Cumple los requisitos del Señor tu Dios y sigue todos sus caminos. Obedece los decretos, los mandatos, las ordenanzas y las leyes que están escritas en la ley de Moisés, para que tengas éxito en todo lo que hagas y donde quiera que vayas. Si lo haces el Señor cumplirá la promesa que me hizo cuando dijo: «Si tus descendientes viven como debe ser y me siguen fielmente, con todo el corazón y con toda el alma, siempre habrá uno de ellos en el trono de Israel» (Reyes 2. 2-4 NTV)

“Ser hombre” es una exhortación a desarrollar un carácter valiente, esforzado, integro y firme.  No obstante, esto solo se puede lograr cumpliendo con la voluntad del Señor.  Ello era necesario para la responsabilidad que Salomón tendría que asumir.

Mas adelante en el relato bíblico vemos  que Salomon salió a Gabaón a presentar adoración a Dios como era costumbre en Israel.  Se puede inferir del texto en 1 Reyes 3. 5 que el rey se acuesta preocupado.  Eran muchas las grandes responsabilidades que llevaba sobre sus hombros. Por lo cual esa noche se le apareció Jehová en sueños y le dijo:

Pide lo que quieras que yo te dé.

Una preocupación genuina

Dios había visto la preocupación en el corazón de Salomón. El era un hombre muy joven. Había llegado al trono con solo 20 años de edad.  Este gran reto mueve a Salomón a pedirle a Dios sabiduría.  Le ruega que le dé un corazón entendido para juzgar al pueblo de Dios y discernimiento para entender entre los bueno y lo malo.  También, le demanda inteligencia para hacer justicia.

Por su actitud sin egoísmos Dios le concedió su petición y más.  Le da sabiduría como a ningún otro sobre la tierra.  También le añade riquezas y grandes experiencias que fueron atesoradas en su corazón.  El libro 1 Reyes 4.29-34 hace una descripción sobre la sabiduría de este rey.  Señala que compuso unos 3,000 proverbios, y escribió mil cinco canciones. Dios le dio además de mucha sabiduría un conocimiento vasto que superaba a todos los sabios del Oriente y la de los sabios de Egipto.

En el libro de Proverbios 1.7 se expresa el propósito para el cual éste fue escrito. De él se obtiene una incomparable fuente de sabiburía para la vida diaria.

Las palabras de este libro dan un sentido de acción inmediata.  No es un libro para el éxtasis, la contemplación o la pasividad.  Se destacan en sus versículos palabras como: entender, conocer, recibir, dar, oír, adquirir. Así que no están en nuestra Biblia solo como un adorno o como una hermosa poesía.

La sabiduría y el entendimiento

Entender es una capacidad humana para conocer con profundidad y certeza el significado y las consecuencias de los actos y acciones sobre la vida y el entorno donde vivimos.  Creer no es lo mismo que entender.  Daré algunos ejemplos:

  • Puedes creer que las tradiciones culturales son sagradas.  En vez de entender que han surgido de las debilidades humanas.
  • Quizás creas que puedes cambiar tus actitudes con tus propias fuerzas.  En vez de entender que depender de Dios es lo correcto para que ello ocurra.
  • Quizás señales a algunos y creas que ellos tienen prejuicios.  En vez de entender que todas las personas en todas partes del mundo son vulnerables al prejuicio, inclusive tú mismo.

Aprendemos y descubrimos la razón para cada cosa.  A través del proceso de nuestra vida conocemos la cualidad progresiva del entendimiento.  Sin embargo, el entendimiento pleno del ser humano descansa en la confianza que tiene en su Padre eterno.  Así que, le creemos a Dios para entender Su consejo.  A ello le llamamos fe en nuestro Padre, el Arquitecto de nuestro ser.

¿Entendemos de inmediato? ¿O por completo?  El consejo de Dios es revelado a nosotros por partes.  El consejo de Dios son pequeñas porciones que nos dan vida.  Estas nos animan, nos brindan conocimiento y entendimiento para la toma de decisiones correctas.  De manera, que es importante escudriñar y estudiar el significado de lo que Dios expresa en su palabra.

No obstante, existe una condición muy importante.  Las profundidades de nuestro Dios y su palabra se descubren cuando el anhelo del corazón se dirige a ello.  La palabra de Dios es deseable cual la miel.  Esa es la descripción bíblica en el Salmo 19.

Ahora, considera la indicación que da Salomón sobre lo que se necesita para entender.  El declara que es necesario ser sabio. Obtener sabiduría es una acción progresiva.  El la pidió a Dios y Dios se la concedió.  Dios no le puso una medida o restricciones.  Le dejó el campo abierto para obtener todo el conocimiento y entendimiento.  Lo necesario para ayudarlo a él, y él pudiera ayudar a otros.

El principio de la sabiduría

Ofrecer una definición concreta sobre la sabiduría no es el propósito de este escrito.  Realmente no se tiene una definición única para este concepto.  Hay quien la define como un conocimiento práctico de las leyes de la vida y del universo basado en la experiencia.  Otros, podrían definirlo cómo la búsqueda del conocimiento propio en íntima relación con las cosas, las personas, y el Creador.

La sabiduría era un atributo importante para los judíos.  No basta con tener conocimiento sobre el cómo y el por qué de las cosas.  Se necesita sabiduría.  La sabiduría se inicia en la observación de la experiencia.  Esto sucede en cada pueblo en cada cultura por lo que cada pueblo tiene su “sabiduría” popular.

Debido a la importancia de la sabiduría (sophia), a ésta se le personifica en Proverbios como la Sabiduría.  Salomón se refiere a ella como algo sumamente valioso para vivir.  Así que él expresa todas las bendiciones que provee la sabiduría en todas las áreas de la vida y  exhorta a adquirirla (4.1-9).

Salomón dice: El temor de Jehová es el principio de la sabiduría y el conocimiento del altísimo es la inteligencia (v. 7).  En el Nuevo Testamento, el libro de Santiago hace un contraste entre la sabiduría humana y la verdadera sabiduría la cual viene de lo alto (3.17).  El que le ha creído a Dios busca ayuda del cielo siempre que necesita algo.  La esperanza puesta en Dios nos lleva por el camino de la sabiduría.

¿Tienes una decisión que tomar y no hallas el camino correcto?  La palabra de Dios es fuente de sabiduría y conocimiento para entrar por el camino que te lleva a la victoria.

Por lo tanto, se puede concluir con respecto a la sabiduría que es necesario entenderla.  Date a la tarea de ser más profundo en su búsqueda.  Es mejor tomar una pequeña porción de la miel, saborearla y disfrutar sus beneficios con detenimiento para luego proceder a más.

Observa la vida

Regresando a Prov. 1.2, lees que el propósito de los proverbios es también entender doctrina. En Israel se consideraban sabios aquellos que eran formados para tener una función propia al lado de los profetas y sacerdotes.

Era alguien que daba consejos.  Uno que hacía y recopilaba proverbios, enseñanzas y distribuía el conocimiento. Sus palabras procedían de un corazón sabio y dispuesto. Era un educador y  una persona que se dejaba educar. Se dejaba adoctrinar. Así que él también, aprendía continuamente la doctrina o el sistema de enseñanzas.

Por lo tanto, el ser sabio le convertía en un observador de la vida. Aprendía de sus experiencias y las de otras personas. Se hacía experto en algún área como en labores de artesanía, o un oficio, o en consejería, o como maestro. Su doctrina no era especulativa o teórica.

Era capaz de extraer enseñanzas de las experiencias de la vida y las hacía parte de lo que daba a sus discípulos. Aprendía de la sabiduría de sus predecesores.  Meditaba en la ley de Dios y en sus consejos.

Era un maestro que no usaba el legalismo de la ley, sino que daba el consejo con dulzura: Hijo mío no te olvides… (Proverbios 31). O amonestaba dando ejemplos como: Ve a la hormiga, oh perezoso(6.6).  Por lo tanto, en las Escrituras a la persona sabia se le conoce como sensato. El sabio reconoce que la sabiduría es más alta que él, pues ésta le supera.

Por otro lado, el sabio al que se refiere proverbios conocía las enseñanzas y creencias de su pueblo.  Estas enseñanzas eran sostenidas por los profetas, los sacerdotes y la comunidad religiosa. Entendia las leyes morales que regían la vida ciudadana y las vivía. Sabia quién era y hacia donde se diría.  Sobre todo, conocia a Dios, le adoraba y enseñaba a otros sus mandatos y preceptos.

¿Quieres caminar con prudencia?

Caminar con prudencia es una exhortación a adquirir destrezas para llevar una vida recta y obtener inteligencia. Actuar conforme a principios morales y éticos que lleva a una vida plena y piadosa.  Una manera de vivir que resulta en hacer lo correcto y en orden.

El que entiende razones prudentes conoce el significado de la enseñanza y su declaración. O sea, entiende lo profundo del mandato de Dios.  El joven rico fue a Jesús en la búsqueda de su salvación.  No entendió el pedido de Jesús y se fue triste y sin ella (véase Mateo 9. 16 – 22).  La actitud de este joven hacia sus riquezas era lo que debía cambiar en su vida.

El consejo prudente contiene en si mismo la justicia, juicio y equidad.  No era sacrificio lo que se le demandaba al joven, era misericordia.  Reconocer que lo que tenía le pertenecía a su Señor y Salvador.  El consejo de Jesús hacia este joven le añadiría inteligencia, cordura, y sagacidad.  Entender y conocer el mejor camino lleva a la vida eterna.

Los Proverbios están escritos para oírlos, entenderlos y adquirir el consejo con profundidad y con un corazón humilde. La fe viene por el oír y el oír la palabra de Dios.

Detente a meditar en la palabra. Mira sus enseñanzas para abrazarlas.  Obtendrás la sabiduría que nos dá victoria sobre la vida.

Santiago 1. 2-8 explica que al pedir sabiduría a Dios, ésta debe ir acompañada de fe.  Nuestra lealtad a Dios no debe estar dividida.

Te invito a que mantengas en tu jornada de vida adquirir la sabiduría. Ésta solo proviene de Dios y de su hijo amado Jesucristo.

Jesús pide rendición total a su señorío.  Nunca su norma fluctúa. Él es la Sabiduría personificada. Él exige todo o nada. La decisión la tomas tú.

 

 

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