Tiempo y quehacer
Nunca se tendrá suficiente tiempo para alcanzar la obra que se hace en este mundo. Las obras de Dios, tanto como el sentido de la vida, no pueden ser desentrañadas por el intelecto humano. Aun cuando se trabaje en ello día y noche. Existe una diferencia incalculable e inmedible entre la obra de Dios y la obra del ser humano.
Cuando todo fue creado Dios no utilizó sus manos El solo dijo la Palabra y fue hecho. Citando el versículo 3 de Génesis 1 se lee: Y dijo Dios : Sea la luz y fue la luz. En todo lo creado solo dijo la palabra y fue hecho. En el sexto día Dios por su palabra creó todo ser vivo. Luego crea al hombre.
Dios nos creó para un quehacer
La Escritura expresa claramente que Dios no se encontraba solo. Cuando crea al hombre lo crea manifestando su Divina majestad y poder en un: Hagamos al hombre a nuestra imagen conforme a nuestra semejanza. Y señoree… Varón y hembra los creó…y también les señalo su quehacer: fructificad, y multiplicaos, llenad la tierra y sojuzgadla y señoread sobre todo ser viviente (Génesis 1: 26-28).
Aunque Dios no se cansó, pues es incansable, inagotable, la Escritura expresa que reposo de su obrar creativo. Él le modela a su creación cumbre, el ser humano, la necesidad del reposo. La tarea asignada era inmensa y el hombre aunque creado a su imagen y semejanza, nunca podrá llegar a ser como su Creador.
Dios estableció el día para laborar y la noche para dormir. Además de establecer los días, lo organizó todo en semanas, meses, años, con sus estaciones. En todo lo creado se aseguró que era bueno en gran manera para su criatura a quién amó. Dios nos preparó una habitación donde él estará siempre cerca. Porque separados de mí nada, podéis hacer (Juan 15:5). Una declaración de Jesús diciendo que en Él reside la vida. Revelando que nuestra vida se sustenta en la presencia de Dios.
¿Está tu quehacer enmarcado en el tiempo de Dios?
La historia bíblica nos cuenta la tragedia mayor del hombre. Esta fue ignorar el consejo de Dios y acceder al enemigo de Dios y de todo lo creado. La desobediencia comenzó a arropar a la humanidad y esta fue contaminada de tal manera que no se halló nada bueno sobre la tierra. Con todo Dios nunca dejó de intervenir para restaurar a su criatura.
Aun en este siglo de tanto descubrimiento, tecnología y avances científicos la humanidad no ha cambiado. Sigue en su terquedad viviendo de espaldas a Dios y tratando de superar su vulnerabilidad. No haya descanso para su alma, ni tiene paz.
El tiempo de Dios trasciende nuestra limitación, pero es la trayectoria para los que le han creído y se colocan bajo su señorío. Salomón explica por qué el hombre necesita someterse al señorío de Dios. Dios ordena sus pasos (Salmo 37: 23-26). El declara que el corazón del sabio puede discernir los tiempos lo que conduce a la justicia. Eclesiastés 8: 1-5 dice:
¿Quién como el sabio? ¿y quién como el que sabe la declaración de las cosas? La sabiduría del hombre ilumina su rostro, y la tosquedad de su semblante se mudará. Te aconsejo que guardes el mandamiento del rey y la palabra del juramento de Dios. No te apresures a irte de su presencia ni en cosas malas persistas porque el hará todo lo que quiere. Pues la palabra del rey es con potestad y ¿quién le dirá qué haces? El que guarda el mandamiento no experimentará mal; y el corazón del sabio discierne el tiempo y el juicio
Una mente contaminada
La mente humana es constantemente contaminada, invadida y bombardeada con todo tipo de filosofías y métodos para mejorar su vida. En este tiempo del microondas, la internet, el celular y la inteligencia artificial se ha desarrollado el hábito de que todo se haga rápido, se concluya rápido y se den resultados al instante. No tomamos un tiempo para reflexionar.
A pesar de todo lo que ha logrado el humano, cada día se convierte en una lista de quehaceres interminables. La mente contaminada y enajenada no puede disfrutar delante de la hermosura de su Creador y apreciar su creación y su cuidado.
Es por ello, que cuesta esfuerzo acudir a la presencia de nuestro Dios. Se levanta una fuerte lucha para mantener una disciplina saludable que vivificará su alma por lo que, al final, el ser se quiebra.
Nuestra mente, como una computadora al fin, trae como default (preseleccionado), la cantidad de tareas, compromiso y cosas pendientes para hacer. Así como un recordatorio electrónico en un celular «inteligente».
Esta contaminación de la mente no permite que te abandones en la grata compañía de tu Dios y Señor y en su hermoso descanso. Es un gozo inefable el relacionarnos íntimamente con nuestro Dios y estar delante del refrigerio de su amor y presencia.
Cambia tu programación
En Jesucristo encontramos la sabiduría que transforma y ordena nuestra vida. Él nos dejó al Espíritu Santo quien nos guía a toda verdad. Su verdad te ayudará a tomar las decisiones correctas y establecer estrategias para tu diario vivir.
El examinará tus actitudes e intenciones. El te dará la valentía y las fuerzas para completar aquello que tiene prioridad. Aquello que necesites completar este día.
No persistas en lograr aquello a sabiendas de que es solo un capricho tuyo. Dios siempre tendrá la última palabra y cumplirá su perfecta voluntad en ti.
Una relación íntima con nuestro Señor reconforta el alma, revitaliza el espíritu y sana el cuerpo. Capacita y transforma nuestra mente para romper los yugos de opresión, las mentiras de Satanás, el desánimo y toda depresión.
Dios llenará tu vida de su poder, gracia y sabiduría. Necesitamos vivir más en el Kairós, que es el tiempo de Dios, y menos en nuestro tiempo cronológico (cronos). La primera línea de tiempo es eterna, y en contraste, la nuestra es limitada
Nuestro yo nos habla: «Helga, a tal hora deberás hacer esto, a tal fecha deberás lograr aquello. Recuerda ponerte al día con lo atrasado», y así, sucesivamente.
Por muchos años has permanecido programado y tu programa, la mayoría de las veces está regido por otros. En muchos casos, ni siquiera nosotros mismos determinamos el cómo y el cuándo de lo que hacemos durante nuestras vidas. Debemos hacer un alto y reflexionar.
En la presencia del Rey
Una entrevista con el Rey al inicio del día te capacita para enfrentar todo reto que encontrarás en tu camino. Dios desea tener el primer lugar. Él quiere ayudarte a dilucidar en tu mente y en tu corazón cómo vas a invertir tu vida. Estar sumergido en el kairos de Dios nos da visión, sabiduría y poder.
¿Quién como Él para conocer nuestras necesidades? Él es nuestro Padre. Dios conoce nuestros sueños, y anhelos puesto que somos sus hijos. Él mismo coloca esos sueños en nuestro corazón. El quiere participar y gozarse en nuestro crecimiento y quehacer.
Tenemos el ejemplo de José que se puede leer en las Escrituras. Una historia fascinante que toma 14 capítulos del libro de Génesis, desde el 37 al 50. Dios colocó sus propios sueños en el corazón de José. José tenía una relación íntima y especial con su Dios. Al principio no entendió, por las circunstancias que le rodeaban pero José sabía con certeza quién él era, su identidad y a quien pertenecía. José conocía muy bien al Dios a quien él servía, un Dios que no cambia ni se muda.
Cada reto que José enfrentó pudo usarlo para llegar y cumplir su sueño. En Dios está escondida toda la sabiduría y el conocimiento que se necesita para vivir y para que tu vida sea llena de fruto. Perecemos por falta del conocimiento de Él porque ignoramos su voluntad y sus planes para nuestras vidas. El te dejó su Palabra para que intimes con Él y que le conozcas. El cuenta con un plan para tu vida.
Dios está interesado en tu bien
Nuestras necesidades, sueños y anhelos no pasan desapercibidos por Dios. Mi nieto Jesús Emanuel era un niño insistente y persistente. Cuando él quería lograr algo, sabía permanecer firme, y utilizar la palabra más íntima que él sabía que toca mi corazón: abuelita. Esa palabra es poderosa para mí porque habla de amor e íntima relación. Dios cumplirá toda petición que esté dentro de su voluntad para tu vida porque él sólo desea nuestro bien.
El creyente debe entrar a la presencia del Señor y adorarle. Entra en su Kairós, espera en Él, sin prisas sin apego a nuestro tiempo (cronos). Escucha lo que Él te quiere decir. En esa intimidad, podrás abandonarte en sus brazos de amor y decirle: Abba, Padre (Marcos 14:36) que significa Papacito, un diminutivo íntimo entre el Padre y el Hijo de Dios.
La Biblia nos habla como diferentes hombres y mujeres estaban ciertamente convencidos del poder de mantenerse en la presencia de su Dios. El Salmo 73:28 dice: Para mí el acercarme a Dios es el bien. Jeremías dijo, en Lamentaciones 3:57: Te acercaste el día que te invoqué. En Santiago 4:8 leemos: Acercaos a Dios y Él se acercará a nosotros.
Naturalmente debemos seguir leyendo lo que dice más adelante. Santiago nos invita a entrar a la presencia de Dios de una manera distinta. La humildad es una de las virtudes que es menospreciada en este mundo porque conlleva colocar a otro primero que a ti mismo. Es una actitud de sometimiento a Dios que trae recompensa. Él promete no dejarnos en vergüenza (Santiago 4:10).
El apóstol Santiago (4:10) explica que cuando te haces amigo de Dios Él te declara su amigo, pero deberás tomar una decisión. Tu mejor y más poderoso amigo peleará por ti si te pones de su lado. Él bendecirá tu quehacer.
Te invito a ordenar tu quehacer bajo la cobertura de Dios y someter tu vida y tiempo. Dios honra a los que le honran. Dale gloria y honor a Él.
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